Inspirado en un amigo del autor, el personaje del padre Brown el sacerdote que tras su aspecto anodino, su inseparable paraguas y sus eternos paquetes de papel de estraza, oculta un insólito conocimiento del mal y de la condición humana es el protagonista de estas singulares aventuras en las que G. K. Chesterton (1874-1936) une en el ámbito de la narración policiaca su gusto por la paradoja, sus dotes de psicólogo y su dimensión de crítico social. LA SAGACIDAD DEL PADRE BROWN reúne doce narraciones, cada una de las cuales propone un enigma que, a primera vista, parece indescifrable. Otras obras de Chesterton en esta colección: «El candor del padre Brown» (BT 8047), «El hombre que era Jueves» (BT 8036).
La solución, en las malas ficciones policiacas, es de orden material: una puerta secreta, una barba suplementaria. En las buenas, es de orden psicológico: una falacia, un hábito mental, una superstición. Ejemplo de las buenas -y aun de las mejores- es cualquier relato de Chesterton. (...) En este libro póstumo, los problemas son también de naturaleza verbal. Se trata de un rigor adicional que el autor se ha impuesto. El héroe, Mr. Pond, dice con naturalidad misteriosa: «Claro, como nunca estaban de acuerdo, no podían discutir» o «Aunque todos deseaban que se quedara, no lo expulsaron» y refiere luego una historia que asombrosamente ilumina esa observación. Los ocho cuentos del volumen son buenos. El primero - The Three Horsemen of Apocalypse- es, en verdad, extraordinario. No es menos arduo y elegante que un severo problema de ajedrez o que una contrerime de Toulet. (Jorge Luis Borges, Revista El Hogar)
Ada Jones redactó estas memorias en Londres, durante los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ella, que había visto los zeppelines sobre la capital, tuvo que escapar de su casa, porque una bomba amenazaba arruinarla. Con evidente peligro, volvió a su domicilio para rescatar el manuscrito que hoy, lector, tienes editado en tu mano. Creo que mereció la pena aquella última y arriesgada visita, pues libros como éste valen una vida. Ada Jones fue la esposa de Cecil Chesterton, hermano menor de Gilbert K. Chesterton. Fue una brillante escritora y periodista inglesa de la época y en este libro nos cuenta, con singular cercanía, la vida familiar de los Chesterton, de los dos hermanos y de sus padres.
G. K. CHESTERTON (Londres, 1874-1936), el gran escritor inglés, es conocido sobre todo por los relatos policiales del Padre Brown y por sus novelas, en especial El hombre que fue Jueves. Pero Chesterton fue también un magnífico biógrafo en un tiempo de biógrafos magníficos: Stefan Zweig, Lytton Strachey, André Maurois, Emil Ludwig o Harold Lamb, por recordar apenas unos cuantos nombres representativos. Chesterton, como biógrafo estuvo siempre a la altura de los mejores y fue quizás el primero en el tiempo, pues empezó a escribir biografías a finales del siglo XIX, en los inicios de su carrera literaria, antes de que se pusiera de moda el género, y su primer libro importante y de cierto éxito es la biografía dedicada al poeta Robert Browning (1903). Lo que le llevó a Chesterton al género biográfico fue, muy probablemente, su generosidad humana, su gran capacidad para el entusiasmo y su gusto por la polémica. Las biografías de Chesterton no son excesivamente objetivas como tampoco son convencionales ni académicas, ni destacan por su tamaño, su erudición o por su aparato crítico o documental, pero resultan siempre apasionantes y esclarecedoras; están escritas con apasionamiento y un enorme vigor e inteligencia y tocan mil asuntos aparte del personaje principal, para iluminar así, de forma un tanto oblicua, la humanidad del personaje pero también a su época, igualmente protagonista. La biografía de Chaucer (1932), que ahora presentamos, es en todos los sentidos una biografía plenamente chestertoniana, resplandeciente de sentido común y paradojas. Chesterton nos habla en ella no sólo de la vida de Chaucer sino, sobre todo, de la influencia de este en la formación del espíritu inglés y del tiempo que le tocó vivir: el del lento crepúsculo de la Edad Media, a la que ve como una época afirmativa y alegre y no de oscuridad y barbarie. A. L.
Los países de colores (1938), publicado un año después de la muerte de Chesterton, reúne una miscelánea de 36 piezas literarias, muchas de ellas inéditas: relatos, baladas satíricas, ensayos sobre diversos temas, cuentos de hadas, poemas cómicos, etc., fechados en diferentes años de la vida del autor; la más antigua (Medias horas en el Hades), de 1891, cuando Chesterton contaba tan sólo con diecisiete años, y la más reciente (Navidad y los primeros juegos), de 1934, escrita cuatro años antes de su muerte. La edición incluye también treinta dibujos, a lápiz y a color, del propio Chesterton: autorretratos, caricaturas de personajes históricos, ilustraciones para varios relatos e incluso una historieta a todo color, La desventaja de tener dos cabezas. Los países de colores hará las delicias de sus lectores, pues nos ofrece la versión más divertida e imaginativa del creador del Padre Brown.