Ir al contenido
Resultados de la búsqueda para: Charles Darwin
This work has been selected by scholars as being culturally important and is part of the knowledge base of civilization as we know it.This work is in the public domain in the United States of America, and possibly other nations. Within the United States, you may freely copy and distribute this work, as no entity (individual or corporate) has a copyright on the body of the work.Scholars believe, and we concur, that this work is important enough to be preserved, reproduced, and made generally available to the public. To ensure a quality reading experience, this work has been proofread and republished using a format that seamlessly blends the original graphical elements with text in an easy-to-read typeface.We appreciate your support of the preservation process, and thank you for being an important part of keeping this knowledge alive and relevant.
This scarce antiquarian book is a facsimile reprint of the original. Due to its age, it may contain imperfections such as marks, notations, marginalia and flawed pages. Because we believe this work is culturally important, we have made it available as part of our commitment for protecting, preserving, and promoting the world's literature in affordable, high quality, modern editions that are true to the original work.
En estos Clásicos de oro te presentamos dos obras de la literatura universal: El origen de las especies y El origen de la vida. Charles Darwin fue un naturalista inglés, cuya teoría de la evolución de las especies por medio de la selección natural revolucionó el mundo de las ciencias naturales. El origen de las especies es la obra célebre de Charles Darwin, quien viajó durante cinco años alrededor del mundo a bordo del navío Beagle, y en su recorrido estudió las diversas especies animales y vegetales que encontró. La variación de las especies, las especies antepasadas, la lucha por la supervivencia, la selección natural y las nuevas especies son los temas más importantes que Darwin nos explica en su libro. Alejandro Oparin fue un bioquímico soviético, cuya hipótesis acerca del origen de la vida, que consiste en la evolución química de moléculas de carbono en el caldo primitivo, nos permite saber cómo se formaron los animales y las plantas que hoy conocemos. El origen de la vida es la obra magna de Alejandro Oparin, quien nos explica que los seres vivos no aparecieron de pronto, sino que se formaron lentamente durante millones de años; fueron cambiando de forma y se volvieron más complicados, hasta convertirse en los seres que hoy conocemos: plantas, árboles, animales vertebrados, anfibios, reptiles, mamíferos y el ser humano.
El enciclopedismo de Darwin, su perspicacia y la audacia de su ingenio, capaz de ordenar y encajar hechos y proposiciones que más tarde sintetizaría en teorías transcendentes, le hicieron ganar fama de diletante ante los ojos de la comunidad científica, descalificación a la que acaso contribuyera la sencillez de su prosa. Pero es precisamente a la inquietud incalificable e irreductible de su genio a la que debemos las grandes teorías surgidas de sus cuadernos de notas. Desde esta óptica, La formación del manto vegetal por la acción de las lombriceses la obra de un naturalista que se desenvuelve con igual pericia en asuntos zoológicos que geológicos, y al que ni la etología ni la arqueología resultan ajenas. Al atribuir un importante significado geológico a los gusanos, Darwin retorna a las fronteras de lo orgánico y lo inorgánico: las lombrices y el manto vegetal, como en su día sucediera con los conceptos de evolución biológica y tiempo geológico, engrosan las relaciones entre geología y biología, esenciales en su obra. La máxima jurídica de minimis non curat lex no sirve cuando de ciencia se trata, pues para la ciencia no hay asuntos menores. Procediendo sobre un tema tan mínimo, pero con todo su rigor de científico empirista y materialista, la mera cuantificación del volumen de tierra removida por los gusanos permite a Darwin probar cómo procesos sencillos, que habían pasado desapercibidos o habían sido juzgados baladíes, son responsables de la renovación del manto vegetal terrestre.