La historia es un reflejo, nada más que un reflejo, de lo real, por lo mismo que es palabra, verbo. Gran parte de los dichos de las grandes figuras históricas son ficciones que pretenden darles el perfil que el historiador o el pueblo quieren que tengan, para ajustarlos a un modelo de héroe que existe previamente en sus conciencias. Así, sobre el relato histórico, el literario y el legendario actúa el mismo principio de actividad verbal que hace que el relato en cuestión se aparte de la realidad, deformándola en un sentido o en otro, pero siempre con la pretensión de reflejarla tal como es.
Julio Caro Baroja nos presenta en este libro -mexcla de erudición y de observación inteligente- una lucida exégesis de algunos ritos y mitos del folklore español, hallando a veces sorprendentes similitudes con creencias y prácticas de la antigüedad clásica, que hacen inevitable la afirmación del salto cultural en el espacio y en el tiempo de alguno de los fenómenos contemporáneos estudiados, hacia la época clásica.
Ni el lirismo folclórico, ni un seco esquematismo etnológico pueden ser el punto de partida adecuado para el estudio de ese rico mosaico de diversidades de todo tipo que constituyen los pueblos de la Península Ibérica, sino que es precisamente ese entramado el que puede acercanos al origen del ser histórico y psicológico de los distintos pueblos, que se proyecta sobre sus rasgos sociales, sobre las constantes de su vida espiritual a través del folclore, estructura familiar, usos y costumbres, arte e indumentaria.
Ni el lirismo folclórico, ni un seco esquematismo etnológico pueden ser el punto de partida adecuado para el estudio de ese rico mosaico de diversidades de todo tipo que constituyen los pueblos de la Península Ibérica, sino que es precisamente ese entramado el que puede acercanos al origen del ser histórico y psicológico de los distintos pueblos, que se proyecta sobre sus rasgos sociales, sobre las constantes de su vida espiritual a través del folclore, estructura familiar, usos y costumbres, arte e indumentaria.
Semblanza de Pío Baroja es una biografía emocionada escrita por Julio Caro Baroja, sobrino del escritor vasco, la persona que convivió con él durante los últimos cuarenta años de su vida. El libro ofrece un emotivo y profundo retrato del hombre a quien m
Reúne opiniones de especialistas en diversos campos acerca de cuáles eran los caminos, muchos de ellos modélicos, por los que han discurrido y discurren museos del pasado y presente y las alternativas para lograr su presencia real en nuestra sociedad.
He aquí un libro de Historia social 'que trata de un tema poco propicio para alegrar el espíritu: el de la oposición del Judaísmo y Cristianismo como religiones representativas de dos sociedades en una época de la Historia Penínsular'. Una de estas sociedades, la cristiana, dispone del monopolio del poder político y pone en marcha una máquina represiva implacable; el hondo drama a que da lugar tal represión, por una especie de ley histórica de fatales resultados, se repetirá luego, más modernamente, en el espacio y en el tiempo. La otra, la sociedad judía (transformada previamente en una colectividad de conversos) se ve perseguida hasta la extinción, al tiempo que, como cuerpo social, provocará una gran preocupación a sus coetáneos españoles de todas las regiones. Con Los Judíos en la España Moderna y Contemporánea, Julio Caro Baroja contribuye decisivamente al esclarecimiento del criptojudaísmo peninsular, capítulo siempre vivo y polémico de la vida histórica española.
Ninguna definición de la literatura de cordel es tan acertada y descriptiva como la que encierran las palabras de Unamuno al decir que: '... Aquellos pliegos encerraban la flor de la fantasía popular y de la historia; los había de historia sagrada (...), de epopeyas medievales, de libros de caballerías, de hazañas de bandidos (...) Eran el sedimento poética de los siglos, que después de haber nutrido los cantos y relatos que han consolado de la vida a tantas generaciones, rodando de boda en oído y de oído en boca, contados al amor de la lumbre, viven, por ministerio de los ciegos callejeros, en la fantasía, siempre verde, del pueblo'.