Tras la muerte de su madre, Antonio Gamoneda se decidió a abrir aquel armario cuyo contenido permanecía envuelto en la sombra y no podía ser visto y conocido por nadie más que ella: ®Hice entrar mi cabeza en la oscuridad del armario y entonces ocurrió algo que me envolvió en su realidad física: sentí el olor de mi madre. Viva¯. El repaso del contenido de este armario provoca una secuencia de recuerdos que a lo largo de las páginas de Un armario lleno de sombra se convierten en narración e historia. El resultado es este libro, unas memorias de infancia desde el momento en el que estalla la guerra civil española hasta el día antes de cumplir catorce años. Su padre, periodista y autor de un único libro de poemas Otra más alta vida, murió al año siguiente de nacer Antonio Gamoneda. En 1934, su madre decidió trasladarse con su hijo de Oviedo a León y allí vivieron la guerra y la posguerra españolas, con la precariedad extrema de una familia sin recursos. De las humillaciones que imponía la pobreza, de su paso por el colegio de los frailes agustinos (no inocentes de abusos y perversiones), de la sangrienta represión durante la guerra civil y la posguerra muy presente en León, el lector encontrará los detalles en las páginas de este libro, el relato conmovedor de una infancia vivida en los años más oscuros de la historia reciente de España.
Antonio Gamoneda se aproxima a los últimos bordes de la experiencia, allí donde la comprensión no alcanza, y la hace transitable, la puebla con alas de gavilán, robles musicales, frutos negros. El lector que entra en estepaisaje no necesita descifrar cada símbolo como si fuera un número. Los enigmas de la poesía de Gamoneda son, por el contrario, los que ponen nombre a la realidad interiorizada del lector, cubriéndola de verdad y de conocimiento. Libro del frío se presenta como un viaje: comienza con la descripción de un territorio (Geórgicas), señala luego la necesidad de partir (El vigilante de la nieve), se detiene en el medio (Aún), busca amparo en la piedad del amor (Pavana impura) y alcanza el descanso (Sábado), la víspera de una desaparición que puede ser muerte blanca o pricipio de la serenidad. Frío de límites, los veinte poemas que se incorporan a Libro del frío, representa una ampliación del espacio que, en el libro, se abre a la contemplación de la inexistencia. Es la reunión de los últimos símbolos ante la luz de la desapición.
Lápidas es un libro brutal. Escrito en 1987, este texto húmedo y amarillo se inclina sobre el abismo de la existencia, ofreciéndonos toda la rotundidad y el silencio del que es capaz la palabra. Lápidas es un libro de carne y ceniza, una begonia acerada que al lector aguarda, de siempre, con su aroma a sombra y estiércol, donde dicen que la verdad brota, sí, alimentada por los despojos de razón en que sin duda el lector audaz habrá de irse convirtiendo según avance por estas páginas.
Con este nuevo libro de la serie Lecturas21 la colección Bartleby Poesía continúa la publicación de un conjunto de reediciones de libros de poetas españoles que, como obras exentas, llevaban largo tiempo fuera de los circuitos de venta. La presente reedición de Blues castellano cuenta con la experiencia de reflexión y lectura de Elena Medel, poeta nacida en Córdoba en 1985 Medel ha escrito en su lectura: Blues castellano cumple veinticinco años desde su publicación, y más de cuarenta desde su escritura. Aun así, este poemario de Antonio Gamoneda está más vivo que nunca. Frente a las voces que se empeñan en situar al poeta en un coto cerrado de lectura, Blues castellano es un libro universal. Sus canciones tristes, sus sílabas negras, contienen material altamente inflamable, capaz de conmover a cualquier lector. Y es que Gamoneda no es un poeta inaccesible: sus poemas zarandean y emocionan, dan la mano más allá de generaciones y circunstancias- al lector, constituyen un hermoso homenaje al origen, la palabra. Aquí reside la magia de su escritura: es inteligente y sublime, vuela alto, pero mantiene los pies en la tierra, mira alrededor, conmueve y se conmueve, canta. Y Blues castellano resume todo esto a la perfección.
Antonio Gamoneda ha alcanzado en su obra lírica una de las cotas expresivas más interesantes de la poesía moderna en lengua española. Víctima durante largos años de la desatención propiciada por su voluntario apartamiento de grupos, generaciones y cenáculos, su escritura goza hoy día de consideración persistente dentro y fuera de nuestras fronteras. A cargo de Tomás Sánchez Santiago, esta nueva edición de la " Antología poética " , que incluye doce piezas de su último poemario " Canción errónea " , da razón de una poesía tan intensa como original que se halla en constante proceso de formación. La luz, la tierra, la presencia del tiempo, la compañía en todas sus manifestaciones, la injusticia, son sólo algunos de los ejes medulares que atraviesan más de sesenta años de escritura que han valido a Gamoneda el Premio Nacional de Poesía en 1988 y, posteriormente, en 2006, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Cervantes.
Ocho años después de la publicación de Cecilia, Antonio Gamoneda entrega su nuevo y esperadísimo libro, una asombrosa síntesis de su mundo poético último, una constatación de la plenitud de su obra, que desde la conciencia de la fatalidad también acoge los ecos interiorizados de la intensidad de la vida.Canción errónea se corresponde con la advertencia de la vida entendida como un «accidente» que ocurre entre una inexistencia y otra inexistencia. En esa circunstancia, el acontecer existencial/accidental, es decir el sufrimiento, el placer, la injusticia, el amor, incluso la propia conciencia, son entendidos, a su vez, como «errores». La contradicción, el «no saber», la «pasión de la indiferencia», el cansancio, se deducen naturalmente de la sucesión de las vivencias «erróneas». Y el final de ese malentendido se vive con la lucidez de quien, sin querer renunciar a la memoria conmovida de las cosas, comprende su desenlace natural.No es difícil que el lector reconozca en el curso versicular de estos poemas un fraseo recurrente de su poesía anterior, porque hay mucho de recapitulación, y de nueva interpretación de un asunto al que el poeta ha dedicado composiciones memorables. Ahora su expresión conceptual es si cabe más estremecedora y, trabando correspondencia con artistas y poetas, como Juan Gelman, Ángel Campos Pámpano o René Char, sus versos prosiguen explorando esa pasión ciega por algo que fue fugaz, pero que pugna contra la inminencia anunciada, y asumida, de la muerte.