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El ambiente estaba preparado para la incorporación de la mujer a la cultura y a la sociedad, no sólo en el papel pasivo de receptora-espectadora, sino a través de su activa participación en el campo de la enseñanza, de la política, del periodismo, de la literatura, del arte y, aún, de la investigación. Las escritoras presentadas en esta edición son genuinas representantes de este acceso de la mujer, de clase media y alta, a la sociedad desde una sólida base cultural: enseñanza secundaria -y en algunos casos, superior-, dominio de varios idiomas, afición a viajar, capacidad y aptitud oratoria, desempeño de diversas profesiones, defensa de unos ideales, etc.(De la Introducción de Angela Ena Bordonada)
Un homenaje a las grandes autoras de la literatura infantil, desde Astrid Lindgren hasta Elena Fortún, y una invitación para regresar a las historias de nuestra infancia.
«Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela.» En 1928 a Virginia Woolf le propusieron dar una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó la cuestión desde un punto de vista realista, valiente y muy particular. Una pregunta: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una sola respuesta: independencia económica y personal, es decir, Una habitación propia. Sólo hacía nueve años que se le había concedido el voto a la mujer y aún quedaba mucho camino por recorrer. «Es una verdad universalmente aceptada que un hombre soltero en posesión de una notable fortuna necesita una esposa.» Orgullo y prejuicio ha fascinado a generaciones de lectores por sus inolvidables personajes y su desopilante retrato de una sociedad, la Inglaterra victoriana y rural, tan contradictoria como absurda. Con la llegada del rico y apuesto señor Darcy a su región, las vidas de los Bennet y sus cinco hijas se vuelven del revés. El orgullo y la distancia social, la astucia y la hipocresía, los malentendidos y los juicios apresurados abocan a los personajes al escándalo y al dolor, pero también a la comprensión, el conocimiento y el amor verdadero