Resultados de la búsqueda para: con su obra





LA OBRA ARTÍSTICA DE FISAC, ADSUARA Y STOLZ EN LA IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO (GARCÍA CUÉLLAR, FIDEL)
La singularidad arquitectónica de la Iglesia del Espíritu Santo del CSIC, hace que sea una de las más importantes de Madrid. Su arquitecto Miguel Fisac proyecto un ámbito sagrado de sorprendente belleza, que completaron los relieves del escultor Adsuara y los frescos del pintor Stolz. Esta monografía quiere mostrar la interesante labor plástica que contiene, para que pueda ser admirada por todos, especialmente por los amantes del arte y de la cultura.

EMILIA PARDO BAZÁN . SU ÉPOCA, SU VIDA, SU OBRA (FAUS SEVILLA, PILAR)
Este libro es fruto de un amplio estudio sobre la vida y la obra de Emilia Pardo Bazán, la mujer más importante de la literatura española y figura muy destacada de la cultura europea durante el período histórico que se extiende desde 1868 a 1921. Un período que referido a España se corresponde, casi íntegramente, con el de la Restauración representada por Alfonso XII, regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII. Sin olvidar el interesante pórtico del período revolucionario, 1868-1874, tan fecundo en ideas renovadoras como anárquico en realizaciones políticas. La Pardo Bazán pertenece, por tanto, a esa importante generación de 1868, que por obra de brillantes y laboriosas figuras como Giner, Joaquín Costa, Menéndez Pelayo, Pereda, Valera, Galdós, Clarín o Ramón y Cajal, promueven la regeneración de la cultura española. Entre estas ilustres personalidades la de la escritora es la más inquieta, vital, polifacética y cosmopolita.

JESUCRISTO, HORIZONTE DE ESPERANZA (II) . LA INTERPRETACIÓN DE LA PERSONA Y LA OBRA DE JESÚS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA (GESTEIRA GARZA, MANUEL)
La comunidad primitiva, integrada inicialmente por los seguidores de Jesús, tuvo que ir explicitando, a partir de la vida y la enseñanza de su Maestro, el misterio de su persona y el sentido salvífico de su actuación y su obra. Una explicitación que continúa a lo largo de la historia hasta el presente. ¿Cabe decir por ello que la cristología actual -después de dos mil años de reflexión teológica- es más rica y profunda que la cristología de la comunidad primera? No. Una respuesta adecuada a esta pregunta requiere tener en cuenta los niveles distintos de comprensión, condicionados por la diversidad tanto del contexto religioso como del cultural y el social. En una primera instancia destaca sobre todo la dialéctica «vivencia-concepto». La vivencia remite a la experiencia más honda que acompaña al vivir humano: un conocimiento que acaece más por contacto o impresión, vinculado a la densidad de la presencia y la relación personal y a la comunión vital o el amor, y como tal dotado de una riqueza y una profundidad que desborda la posterior formulación explícita. Este conocimiento hondo, vivencial, de Jesús fue el que tuvieron aquellas personas que convivieron estrechamente con él: María, su madre, que «conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2,19.51: referido a la infancia de Jesús), José, los Doce y los primeros discípulos y discípulas que convivieron con él. Así, aunque ellos habrían sido incapaces de formular una cristología tan elaborada como la de la teología posterior, su experiencia singular acerca de Jesús les permitió sin duda intuir su realidad misteriosa desde unas claves contemplativas que superan y desbordan el posterior conocimiento lógico (o «teo-lógico»), de carácter más discursivo: analítico o conceptual.