La antología de poesía inglesa contemporánea más ambiciosa y completa que se ha hecho hasta la fecha. Este libro reúne, en una iniciativa inédita en el panorama editorial español, a 44 poetas británicos que cubren el período de tiempo comprendido entre 1946 y 2006. La selección, que recoge la cúspide de la poesía inglesa de este siglo y el pasado, incluye a William Empson, John Betjeman, Paul Potts, Ian Hamilton, Thom Jun, Michael Hamburger, Hugh MacDiarmid y J.H. Pryne.
Escritas cuando ya el movimiento romántico había alcanzado su apogeo y Wordsworth reinaba como patriarca de las letras inglesas, estas memorias episódicas aúnan biografía, autobiografía, crítica literaria, topografía, sociología y cotilleo en una prosa brillante y traviesa que constituye uno de los logros mayores de De Quincey, como bien saben los incontables lectores de Confesiones de un inglés comedor de opio y Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Este volumen es también el retrato (y el relato) de una obsesión, la de su autor por William Wordsworth, cuya poesía descubrió en la primera juventud y a la que siempre guardó devoción. De Quincey relata en estas páginas su difícil trato con el poeta, cuyo egotismo y exasperante altivez le produjeron una honda decepción, y en el camino deja una de las biografías más vívidas, feroces y entretenidas del autor de El Preludio. Memoria de los poetas de los Lagos conforma un singular apartado dentro de la prolí?ca producción de Thomas De Quincey (Manchester, 1785-Edimburgo, 1859), que tomada en su conjunto es una de las grandes autobiografías de la tradición inglesa. En este volumen, que hubo de esperar a principios del siglo XX para ver la luz en forma autónoma, se reúnen los ensayos que De Quincey dedicó a comentar la vida y obra de tres ?guras clave del romanticismo inglés: Samuel Taylor Coleridge, William Wordsworth y Robert Southey, de quienes fue admirador, discípulo, amigo y vecino hasta que las circunstancias le obligaron a instalarse en Edimburgo, lejos de Grasmere y la región de los Lagos que había sido su hogar durante cerca de quince años. Estos artículos, publicados en los años que siguieron a la muerte de S. T. Coleridge, en 1834, provocaron un escándalo literario y la cólera de los protagonistas supervivientes por la franqueza de su autor. Un hombre que da semejante ejemplo es a mis ojos una plaga para la sociedad, diría Wordsworth, quien no perdonó jamás a su antiguo discípulo.
Un rico y bohemio banquero austríaco, Jerónimo Frank, abandona todo y se instala en una pequeña isla del Adriático, donde reabre el gran almacén El Europeo. Pronto se concierta su matrimonio con la bella joven Alia Emar. La boda se prevé espectacular. Sin embargo, los novios no comparten del todo el júbilo popular. En el ánimo de Jerónimo pesa la trágica leyenda del antiguo propietario del alm acén y su joven esposa. En el caso de Alia es el amor de Esteban Coppeta -descendiente de un héroe mítico de la isla- lo que le prov oca incomodidad y desconcierto. La magnífica boda estallará en un acontecimiento político que desborda a todos los personajes y los transportará del júbilo a la tragedia..Una historia de amor legendario en clave de intriga y humor, una mirada inteligente y satírica sobre la Europa de preguerra, pero ta mbién la crónica de una estirpe de emigrantes que llegará a Chile a principios de siglo.
La generación del 27 constituye una de las grandes cumbres de la lírica española de todos los tiempos. Este libro está dedicado a los poetas que integraron el grupo y presta especial atención a los vínculos que los unieron, las influencias literarias y culturales por ellos recibidas, así como a las distintas tendencias y etapas por las que pasó su obra.
Toda antología se resigna, por su propia esencia, a ser injusta, puesto que supone una elección subjetiva y habitualmente requiere descartes. Los ocho poetas de Las aguas tranquilas no constituyen un cenáculo literario ni comparten un mismo registro poético. Esta no pretende ser una antología panorámica ni generacional; responde, con mayor o menor acierto, a las preferencias personales del antólogo. Nacidos entre principios de los sesenta y finales de los setenta, los ocho son, por encima de todo, auténticos poetas, de calidad indudable. Apenas han sido traducidos al castellano (o no con la debida difusión), y el propósito es que se descubran a un público lector más amplio. Que estas páginas sean un pórtico a la poesía que se está haciendo en el País Vasco en euskera, a algunos de sus representantes más destacados, a lo que la diferencia y la hace excepcionalmente genuina.
Versos de un joven poeta, de la colección «Poesía portátil», es una selección de los versos más representativos del gran poeta en lengua alemana del siglo XX, Rainer Maria Rilke, acompañada de su celebrada carta «Carta a un joven poeta». Abre esta selección la famosa «Carta a un joven poeta», una delicada misiva que Rainer Maria Rilke dirigió a un joven admirador en la que bien podría estar hablándole a todos aquellos movidos por un espíritu creador. Esta antología incluye algunos poemas tempranos, donde se entrevé el intelectual en el que se acabaría convirtiendo y también el amante que erró por toda Europa, enamorando sin promesas y huyendo, incapaz de vivir más allá de sí mismo. Cierra la antología una selección de El libro de horas, dedicado a la poesía, esa vocación total que le abdujo y le cobijó de una realidad en la que nunca llegó a encajar, siempre a la deriva entre lo divino y lo terrenal. Principal exponente de la poesía en lengua alemana del siglo XX, Rilke nació en Praga en 1875, donde estudió letras y filosofía, una carrera que continuaría en Múnich y en Berlín. Un viaje a Rusia en 1899 le inspiraría sus conocidas Elegías de Duino (1922). La leyenda de amor y muerte del alférez Christoph Rilke, incluida en esta antología, atrajo la atención de los críticos en Francia, donde había residido y trabado amistad con el escultor Auguste Rodin y el escritor André Gide. Tras la primera guerra mundial, en la que participó brevemente, viajó por varios países mediterráneos y finalmente se estableció en Suiza, donde publicaría los Sonetos a Orfeo, una de sus obras más conocidas. -------«Cuánto quiero a las pobres palabras, que tan míserasestán en lo diario: a ellas, las invisiblespalabras. De mis fiestas les regalo coloressonríen, y se ponen alegres lentamente.»-------
Durante nueve meses, Federico García Lorca vivió en Nueva York, alejado por primera vez de su país, de sus padres y amigos más íntimos. A lo largo de ese período, su poesía cambió radicalmente, oscureciéndose y dejando a un lado el folclorismo andaluz que tanto despreciaron Buñuel y Dalí. El resultado de esa etapa quedó recogido en Poeta en Nueva York, libro publicado cuatro años después de su muerte. Esta edición, ilustrada con acierto deslumbrante por Fernando Vicente, ofrece el texto completo de la obra cumbre de Lorca junto a una selección de su correspondencia, lo que permite conocer la vida que hacía el poeta mientras escribía sus versos. Sus cartas, alegres y dicharacheras, reflejan la preocupación por asuntos mundanos como el dinero, la moda, las fiestas? Su poemario, sin embargo, adquiere una dimensión social mucho más profunda. La Gran Manzana le lleva a bucear por las sombras de la condición humana y los rincones más tenebrosos y secretos del ánimo, convirtiéndolo en otro Federico.
El lector va a encontrar aquí vísceras, órganos, tejidos. Va a encontrar latido y un decir de verdad. Esto es algo común prácticamente en los 25: que los asuntos apelan a la brizna de carne entre los dedos ágiles, como una escritura de presente que disec