Cien escritores fundamentales de la literatura universal del siglo XX, perfilados por los mejores especialistas. De James Joyce a Milan Kundera, De Joseh Conrad a Paul Celan. De Kavafis a Marguerite Yourncenar. De Robert Musil a Truman Capote. De Marcel Proust a Graham Greene...De William Faulker a J. D. Salinger. De Tenesse Wiliams a Witold Gombrowicz. De Luigi Pirandello a Paul Auster ... Cien escritores fundamentales de la literatura universal del siglo XX, perfilados por los mejores especialistas
Diario de un escritor fue la publicación mensual que Dostoievski dirigió desde 1873 hasta su muerte en 1881, unas páginas donde quedó agrupado todo su pensamiento y donde igual tenían cabida la actualidad rusa, la crítica política o social, el análisis literario y cultural, o las impresiones personales antes los diferentes sucesos históricos. Apasionado y radical, Dostoievski documenta en este libro hechos como el conflicto entre eslavófilos y occidentalistas, la situación política europea o los problemas de educación en la Rusia de la época, al tiempo que dedica algunas de sus mejores páginas a los grandes literatos rusos (Pushkin, Lérmontov, etc.), a ensalzar obras recientes (como Anna Karénina) que en la actualidad son clásicos, y donde también publicó incluso algunos de sus más conocidos relatos, como El muzhik Maréi o La mansa. Esta nueva edición, preparada por el escritor y eslavista Paul Viejo, recoge además todas las colaboraciones que Dostoievski publicó previamente en prensa y se complementa con una amplia selección de apuntes de sus cuadernos, formando "un documento clave y necesario como afirma Viejo en el prólogo para la compresión de la historia más reciente de Rusia, de la evolución de una nación, sus conflictos sociales y políticos, y también en cierta manera una buena panorámica de la literatura rusa escrita por uno de sus nombres claves". Las páginas del Diario, que no se recogieron como libro en vida de su autor, han quedado como el gran legado intelectual y, en gran medida, autobiográfico de Dostoievski, ofreciendo el aspecto más radical y polémico del genio ruso.
Hay más libros con este mismo título, pero ninguno tan asequible como el de John Gardner. Según Miguel Martínez-Lage «La erudición que despliega Gardner nunca es apabullante, y nunca es tal por ánimo de lucimiento profesoral, sino que adquiere la forma de una conversación de tú a tú con el lector, punto menos que a pie de calle.(...) Dicho de otro modo, la utilidad de sus lecciones viene dada en gran parte por la llaneza con que las imparte».
Qué, por qué, para quién, cómo escribir; cuándo y cuánto. Chéjov no escribió nunca un ensayo ni un esbozo siquiera de teoría literaria, pero en su correspondencia con amigos, editores, otros escritores y aspirantes a escritores, abundan las notas y reflexiones, a menudo tan concisas que parecen máximas o aforismos, sobre el quehacer narrativo, su sentido y su alcance.
Este libro, escrito con ironía, respeto, sarcasmo, parodia, reverencia y, sobre todo, compromiso con la profesión recoge una serie de anécdotas reales de diversas épocas protagonizadas por escritores y comentadas en su contexto histórico. Desde el célebre puñetazo que Vargas Llosa propinó a García Márquez a la razón del por qué Rafael Alberti no recibió nunca el Premio Nobel de Literatura; de los amaños de los premios literarios a los plagios célebres; del papel de espía de muchos literatos a la manía que tienen cuando escriben; de sus amoríos a sus pérfidas traiciones
En 1917 la cupletista española Raquel Meller conoció al periodista y diplomático guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, con quien se casaría dos años después. El matrimonio sólo duró hasta 1922 y, durante ese período, Gómez Carrillo logró que parte de la intelectualidad española rindiera homenaje a la artista que mejor interpretó La violetera en un libro que se ha convertido en una joya bibliográfica. Aquí están las opiniones sobre la Meller de Jacinto Benavente, Manuel Machado, los hermanos Álvarez Quintero, Mariano Benlliure, María Guerrero, Apeles Mestres, Ángel Guimerá Y todo ilustrado por el pintor Carlos Vázquez, discípulo de Sorolla y Ramón Casas.
La puntuación ayuda a transmitir la música del lenguaje y el estado de ánimo de su autor. Además, la puntuación organiza el texto y determina su interpretación. Ser conscientes del uso que le demos a los signos de puntuación amplía nuestro campo de posibilidades en la escritura de un libro y nos enseña a decir las cosas y a modular el ritmo con claridad y concisión. Este no es un libro al uso sobre el uso ortodoxo de la puntuación sino que estimula al lector a descubrir su propia puntuación personal.
Matamoro, con una erudición magistral y un estilo divulgativo y ameno, plantea en este libro un recorrido literario a lo largo del marco familiar y personal de más de trescientos escritores. Una exigente investigación que viene a demostrar la importancia de la vida familiar, mediante sus múltiples aspectos, en el devenir del autor, sus obras y su escritura. Estructurado a modo de breves ensayos, casi microrrelatos, Novela familar despierta el interés del lector por la parte más privada del universo de los escritores. Porque la relación de los escritores con padres ausentes o con madres idealizadas, con progenitores afines a su oficio o decididamente contrarios, con el idioma familiar e, incluso, con su propia descendencia, son para Matamoro la prueba de que la historia de un sujeto es, siempre, una historia de familia. ?El escritor no sólo inventa su obra sino que también inventa su vida, al hacer narrable algo en sí mismo inenarrable (...) Nunca tenemos acabada la definitiva historia de la vida de un escritor, como tampoco tenemos leída del todo y para siempre su obra?, Blas Matamoro
®La memoria vuelve a los libros rusos y recupera narraciones portentosas descubiertas en largas horas de lectura. Siempre enriqueció al lector el tesoro de la literatura en lengua rusa con acontecimientos y personajes sorprendentes y con figuras de escritores cuyas vidas parecen fruto de la fantasía.¯ Bellas palabras de Juan Eduardo Zúñiga que consiguen contagiar al lector su amor por Pushkin, Chéjov, Dostoyevski, Lérmontov, Turguéniev... todos escritores que destacaron por su vocación de transformar su experiencia en belleza y verdad, por la fuerza de sus historias y la solidez de sus personajes. Al leer estas páginas, nos sentimos de nuevo extasiados por mujeres soñadas, acariciando el perfumado cuerpo de Anna Karénina, atraídos por la fragilidad de la Nina de La gaviota de Chéjov, seducidos por las manos de la Tatiana de Eugenio Oneguin y por la mirada altiva de Grúshenka, la amante de los hermanos Karamázov; subyugados por campos brumosos y ciudades pobladas de fantasmas que pertenecen ya, en palabras de Andréi Beli, ®al país de los sueños¯ por obra y arte de la creación literaria; cautivados por los héroes torturados de Dostoyesvki, por la pasión contenida y el dolor íntimo en Turguéniev o la obsesión de Lérmontov por ®el momento final¯... Un éxtasis, una riqueza literaria que Juan Eduardo Zúñiga recupera en Desde los bosques nevados con el entusiasmo propio de quien se sabe deudor y partícipe de un universo intemporal.
Cuando se habla del ?estilo inconfundible? de un escritor, se está hablando del tipo de lenguaje, del modo de construir las frases y del uso que hace de la gramática. Si se reconoce el poder de las palabras y de la distribución cabal de las ideas para que una novela, un cuento o un poema alcancen su máximo potencial, la gramática se convierte en herramienta imprescindible del escritor. El mejor texto es nada más y nada menos que un conjunto de palabras bien escogidas y colocadas. Una guía práctica imprescindible.