Satchitananda es una palabra sagrada con la que los orientales denominan al Absoluto. Está compuesta de tres elementos: Sat, la única realidad, el ser, la verdad; Chi, la conciencia absoluta, y Ananda, felicidad. No es suficiente rezarle al árbol para que maduren sus frutos, porque todo sucede en el momento oportuno, pero hay que tener el deseo más alto, volver al pensamiento una y otra vez dentro de lo más íntimo de ti. En el epílogo, Clara Ibáñez explica, con gran claridad, el intrincado mundo de la ortodoxia oriental, que es el origen de donde nace y fluye este libro.