En 1703, el zar Pedro el Grande fundó San Petersburgo con la intención de convertir la ciudad en el escaparate que mostrara el poder imperial al resto del mundo, alejándose del alma y las costumbres rusas y dejando pasar el aire fresco que llegaba de Occidente. La concibió como una urbe de ostentación, grandiosa y fastuosa, en cuya construcción participaron ingenieros alemanes, arquitectos italianos, artistas holandeses... El resultado: una compleja metrópoli que poco tiene de rusa, donde lo que más impresiona es su grandiosidad (palacios y mas palacios, plazas, columnatas, monumentos, estatuas, museos
), y su deslumbrante belleza, impregnada en la armonía de sus fachadas, en el clasicismo de sus dimensiones, en el romanticismo de sus puentes y canales
Los avatares de la historia harían que la ciudad de los zares se convirtiera en Petrogrado y, después, en Leningrado, para, en la actualidad, volver a su nombre original, convertida en la segunda ciudad más grande de la Federación Rusa. Las riquezas imperiales se mantienen hoy en día al alcance del visitante, y en la guía Trotamundos Experience os ayudamos a descubrirlas con itinerarios para que elijáis el que más se adapte a vuestras expectativas: las extraordinarias colecciones de pintura el Ermitage o el Museo Ruso; un minicrucero por los canales de la ciudad; visitas a teatros, palacios o fuentes imperiales; un recorrido tras las huellas de escritores rusos como Pushkin o Dostoievski, etc. Así, también os guiaremos para que conozcáis la ciudad actual, y para ello sabemos que son necesarias algunas ayudas prácticas, relacionadas, por ejemplo, con trámites burocráticos, con el cambio de moneda, con la lengua (es muy recomendable conocer algunas frases en ruso y saber descifrar el alfabeto cirílico), con cómo moverse por la ciudad (la guía incorpora planos de la ciudad y una detallada explicación de los medios de transporte), la forma de actuar en caso de contratiempos, o ¿por qué no? dónde y cómo tomar un vodka