San Juan de la Cruz (1542-1591), cima de la poesía española, vivió lo mejor de su madurez en las tierras de Jaén. En concreto, fue fundador del Colegio de San Basilio en Baeza, donde residió entre 1579 y 1582, y entró en contacto con la famosa Universidad, con cuyos claustrales mantuvo estrecha relación, pues fueron ellos los que le incitaron a fundar el colegio. Vivió algún tiempo en el convento de La Peñuela (actual La Carolina), fundó también el de Mancha Real, en 1586, y vino a morir “voluntariamente” al de Úbeda en 1591; es decir, está vinculado íntimamente con Jaén y los giennenses, varios de ellos amigos y corresponsales asiduos del Santo. Si añadimos su dirección del convento del Calvario, en Beas de Segura, y sus frecuentes visitas en sus abundantes viajes, tendremos un panorama completo de la relación del poeta con las tierras de Jaén, apasionante asunto que se analiza, aunque sea someramente, en este libro.