La figura de san Juan de la Cruz sigue siendo un referente del amor más auténtico y profundo de un alma sencilla y pura que busca y encuentra a Dios, a pesar de las dificultades y oscuridades por las que tiene que pasar. Un alma que es poseedora de una fuerza arrasadora, vital y extraordinaria que le lleva a adentrarse en el misterio íntimo de lo inefable. San Juan de la Cruz hace de su experiencia personal con Dios el centro de su vida, y esa vivencia se hace presente en cada momento de su existencia, que comparte de una forma directa e inseparable con la divinidad. La percepción que el santo tiene de Dios está tan intrínsicamente arraigada en su persona, que le basta con sumergirse en su propio interior para palpar la presencia divina y sentir que todo su ser está entroncado sustancialmente con ella. Todas estas vivencia de san Juan de la Cruz son las que vierte en sus escritos y sobre todo en sus poemas por eso su obra poética está llena de los símbolos más brillantes, audaces y elevados, para poder expresar su pensamiento, porque aquello que nos quiere transmitir es la experiencia mística del alma que se une en esponsales con Dios. Esta biografía poética de san Juan de la Cruz es simultáneamente un estudio de los acontecimientos que rodearon su existencia, así como de sus vivencias y de su obra. Teófanes Egido se encarga de hacerlo con gran precisión y competencia. Es también una recreación hermosa de su vida en versos sencillos de leer pero llenos de sentimiento para que el lector quede captado por la grandeza y la espléndida espiritualidad del Santo. Los poemas son obra de Pilar Galán, que sigue la sintonía de su obra anterior (nº 15 de esta colección): Santa Teresa de Jesús, biografía poética de una pasión. Se esconde tras estas páginas la intención de transmitir el deseo de acercarse a san Juan de la Cruz, la figura cumbre del misticismo cristiano.