Todo el mundo cree que los gallos cantan cuando sale el sol. Pero, en realidad, es justo al revés: el canto del gallo hace que el sol se despierte y se ponga en movimiento. Por eso, la noche que Nino Gallo se acostó con la garganta enrojecida, y sin poder decir ni un «ki», Samuel se fue a buscar un par de claras de huevo. Pero a partir de ese momento, tendrá que recurrir a un montón de otros animales (gallinas, luciérnagas, abejas, leones, cangrejos?) para conseguir el remedio con el que curar la garganta del gallo.