Pascal Quignard tenía solo 20 años en 1969 cuando publicó este ensayo (ampliado con un postfacio inédito en 2014) sobre la figura del escritor austriaco Leopold Sacher-Masoch (1836-1895), conocido por el escándalo que provocaron sus obras en la segunda mitad del siglo XIX y, sobre todo, porque el psiquiatra Krafft-Ebing, contemporáneo de Sacher-Masoch, en su estudio Psychopathia Sexualis utilizó el apellido para acuñar el término «masoquismo» —definido como «la dirección del instinto sexual hacia el círculo de representación de la sumisión a otra persona y el maltrato infligido por esta otra persona»—, que, paradójicamente, como explica Quignard, dejó de designar los textos del escritor austriaco. Con su prosa musical, erudita y lúcida, Quignard se adentra en la obra de Sacher-Masoch en una investigación que le da una vuelta de tuerca a las interpretaciones psicoanalíticas y filosóficas anteriores, desafiándolas y aportando una visión novedosa sobre lo que llama el «ser del balbuceo», la voz narrativa del famoso autor de La Venus de las pieles.