En Roma no hay otro cicerone que no sea la propia curiosidad por los lugares, los monumentos y las esculturas, los mismos que Fabrice Moireau nos revela a través de sus acuarelas. «Hay que partir al azar, pasear sin rumbo fijo», puesto que el placer, según Dominique Fernandez, «se descubre allí donde menos se espera». No solo la Roma antigua, la imperial y la barroca, sino también la Roma de hoy se presentan sublimadas a través del pincel y de la pluma de dos autores que nos invitan a descubrir las obras maestras de la «ciudad eterna».