¿Por qué y en qué condiciones una dimensión como la oración, tan personal e íntima, o bien tan «profesional» y desligada, puede ser una obra de misericordia? ¿Por qué pedir a Dios por el bien si ya sabemos que es bueno? A estas preguntas contesta la autora en este libro, repasando cuestiones como las causas y los modos de oración, por quién y dónde rezar. Rogar por nosotros y por los demás dice también nos recuerda que nosotros no somos dioses. Rogar a Dios es establecer una relación con Él, en solidaridad con el mundo y dentro de unos horizontes de paz. El último apartado se dedica al avemaría, «una oración para meditar y para acompasar el ritmo del tiempo y una oración de súplica y petición porque la Virgen comprende».