La colaboración entre los reyes y los eclesiásticos más destacados e instruidos de la Edad Media hispana dio lugar a una serie de obras de arte que respondían a los programas político-religiosos del momento. La iniciativa para llevar a cabo tales empresas partió en unos casos del monarca y su entorno, y en otros del clérigo o de las instituciones eclesiásticas; sin embargo, la mayoría de las veces la instancia religiosa fue quien se encargó de su desarrollo, con el fin de acrecentar su propio poder y prestigio al mismo tiempo que se fortalecía la imagen regia. En este volumen se reúnen una serie de estudios sobre las relaciones que establecieron los monarcas de los reinos de León y Castilla con los prelados, como punto de partida para la realización de empresas artísticas entre 1050 y 1500. Se intenta profundizar y hacer una relectura de las mismas en el marco de las conexiones descritas.