La noche del 30 de abril de 2006, Rosana, una madre trabajadora divorciada y moderadamente feliz, recibe una inesperada llamada de los Mossos d´Esquadra: su único hijo, de dieciséis años, ha sido acusado de apuñalar a su mejor amigo. A partir de este momento, la protagonista, que vivía una realidad lineal, iniciará un camino de evolución personal paralelo al proceso judicial y empezará a hacerse preguntas. Con el apoyo de un informático un tanto peculiar, pasará del autoengaño, la culpabilidad y la justificación permanente a la contradicción, la duda y la superación, camino en el cual, finalmente, lo menos importante será saber si su hijo es o no culpable.