Se recupera en este libro un tema clásico de los historiadores liberales del siglo XIX y de parte del XX: las luchas burguesas que comenzaron después del año 1050 y en algunos casos se prolongaron hasta comienzos de la Época Moderna. Si bien tales luchas no fueron el lejano inicio de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII, como sostenían los historiadores clásicos, tuvieron importancia para la configuración de nuestra «sociedad civil» (en el sentido gramsciano) y proporcionaron un cúmulo de experiencias para la lucha de clases que llevó al capitalismo. A partir de un impresionante manejo de la bibliografía y de las fuentes originales, Carlos Astarita arroja una luz renovada sobre un pasado cuya influencia en la configuración de la Europa moderna es insoslayable.