Durante el siglo XIX y el primer tercio del XX, las revistas ilustradas fueron el espejo del mundo, el universo formativo e informativo que mostró los hechos, primero idealizados con los grabados y más tarde fragmentados por la fotografía. La prensa fue un instrumento de transmisión de ideas y las ilustraciones contribuyeron a configurar un catálogo visual del mundo moderno. El sustantivo ilustración y el adjetivo ilustrado se emplearon para referirse a los dibujos, mientras que el término gráfico se utilizó posteriormente para la fotografía. Hasta finales de los años veinte, la radio y el cine no compitieron con la prensa, por lo que los diarios y las revistas fueron el principal cauce de difusión de la cultura. Antes del desarrollo del fotograbado en la década de 1880, técnica que permitió la reproducción de la fotografía en la prensa, las ilustraciones eran grabados o dibujos realizados por profesionales que, en su papel de intermediarios, interpretaban la realidad. En las revistas ilustradas publicaron los artistas más relevantes (grabadores, dibujantes, pintores y fotógrafos), conformado un conjunto documental extraordinario que constituye un completo álbum del arte contemporáneo. Entre el romanticismo y la guerra civil se editaron miles de revistas de todo tipo, desde las satíricas y humorísticas hasta los magazines de información general, pasando por las especializadas. En gran parte de ellas la imagen tuvo un papel fundamental, incluso cuando no fue prioritaria frente al texto. La evolución sociocultural y científica, la vida cotidiana, los avatares políticos y el desarrollo de la propia prensa están en las páginas de las revistas, plasmadas en sus textos y sintetizadas en las ilustraciones, de lo que se ocupa por extenso esta obra, que incluye una amplia y atractiva selección de ilustraciones.