El 2 de junio de 1453, en la plaza pública de Valladolid fallecía en la picota Álvaro de Luna, otrora poderoso privado de Juan II de Castilla. Moría el hombre y se iniciaba un proceso de reivindicación memorial que tuvo en su hija María de Luna y en su familia política, el poderoso linaje de los Mendoza, a sus principales valedores. Convertir el personaje público en una referencia ejemplar, un modelo de lealtad o un renombrado héroe romántico fue un proceso pautado que tuvo en la capilla construida por el maestre de Santiago, en la girola de la catedral de Toledo, uno de sus principales escenarios. A modo de los espejos convexos, de la época, este espacio funerario ?y de la memoria? condensa en una reducida superficie los vaivenes biográficos de su fundador: su cenit, el ocaso y la reinvención del honor y la fama perdidos. La capilla de Santiago constituye un ejemplo ciertamente paradigmático en la geografía hispánica y europea al aunar una selecta y erudita comitencia propia del reinado de Isabel la Católica, una autoría de prestigio canalizadora del impacto de lo flamenco en tierras castellanas, la disposición in situ de la mayor parte de sus elementos artísticos ?particularmente el retablo de Santiago y los sepulcros de Álvaro de Luna y Juana de Pimentel? y, como colofón de este volumen, una información documental complementaria. Conservamos, en definitiva, un excepcional conjunto tardogótico en contexto que carecía de un estudio integral, pormenorizado e interdisciplinar.