El autor nos ofrece estimulantes planteamientos para emprender una vida espiritual sencilla, no sin amables exigencias prácticas, que nos levantan el ánimo y despiertan los deseos de emprender con optimismo un trato confiado con Dios nuestro Padre. Reconociendo la realidad humana de este mundo tan cambiante, que nos ha tocado, Knox nos sitúa ante la perspectiva de ambiciones en la vida interior; nos anima a alcanzar metas "a la medida" de la humildad de cada uno y que, precisamente por contemplarlas desde nuestra debilidad, comprendemos con sencillez que no podemos alcanzarlas sin la ayuda divina, sin la gracia de Dios, que nos acoge y nos abraza con su amor inefable de Padre.