Este libro nos descubre un fenómeno religioso muy presente en el Mediterráneo y, sin embargo, poco conocido: la asistencia a los mismos santuarios por parte de fieles pertenecientes a grupos confesionales diferentes. Aquí se demuestra que la mezcla, una aberración para los integristas, es un fenómeno con una larga tradición especialmente en las regiones orientales de la cuenca mediterránea, donde la población ha sabido adaptarse a lo largo de los siglos a una vida política y religiosa inestable. Lejos de aparecer como conjuntos monolíticos, las religiones se nos muestran “entrecruzadas”, y esta obra es una prueba irrefutable de ello.