La España contemporánea vivió, según su propia cronología, los cambios y las crisis de las sociedades occidentales. De hecho, las relaciones entre la Iglesia y el Estado orientaron, sin duda mucho más que en otros países, su historia. Toda cuestión política tuvo, en España, un trasfondo religioso puesto que la religión abarcaba todas las esferas de la sociedad y el Estado dependía de la Iglesia. Lo que estuvo en juego en la lenta evolución de este fenómeno religioso fue la interpretación de la modernización y de la democratización de España.