Actualmente, en unos 150 países existen procedimientos de democracia directa. Sin embargo, y muy especialmente en los últimos años, han arreciado voces de crítica y desconfianza sobre su utilidad, especialmente tras algunos resultados desconcertantes para una buena parte de la opinión pública y de los analistas. La mala fama no es nueva. Populismo, manipulación de la ciudadanía, son críticas habituales que acompañan a los referéndums en su larga historia, iniciada en la antigua Roma. Hay quien gusta de oponer la democracia liberal-representativa moderna a la democracia directa, pero en las sociedades actuales algunas modalidades de referéndum pueden ser una pieza clave de empoderamiento ciudadano y una vía para reducir la distancia entre representantes y ciudadanía, si se realizan en las condiciones óptimas.