Con ocasión del inminente jubileo del nacimiento de Cristo, Juan Pablo II dirige también la mirada a María y, como digna preparación de ese magno acontecimiento, proclama un año mariano y nos brinda una encíclica mariana, la sexta de su pontificado. En una línea eminentemente conciliar, el Papa presenta el verdadero significado de María: su especial presencia, como madre de Dios, en el misterio de Cristo y de su Iglesia. En ese hilo de oro se engarzan algunos de los temas candentes de la Iglesia actual: el ecumenismo o la reunión de toda la gran familia de Di os en torno a su madre; la opción de la Iglesia por los pobres, que María expresó tan inspiradamente en su Magníficat; el verdadero sentido de la mujer, que la Iglesia descubre a la luz de María. De estas línea s arranca también la verdadera espiritualidad mariana, que el Papa pro pone a toda la Iglesia.