Tolbiac era una ciudad como otra cualquiera, salvo porque la mitad de sus casas estaban pintadas de verde y la otra mitad, de azul. Esto disgustaba terriblemente a todos sus habitantes, ya que los de una mitad querían que toda la ciudad fuese azul, mientras los de la otra mitad la preferían verde. A todos menos a Otto, el dueño de la tienda de pinturas de Tolbiac, ya que cada noche, los habitantes de la parte azul pintanban la otra parte de verde, y los de la parte verde, la pintaban de azul. Hasta que un día... Una divertida historia sobre la convivencia y las grandes ideas.