Hablamos de la ciudad y de su re-construcción para repensar la importancia del Estado democrático de derecho y de su núcleo constituyente, el Espacio público incluyente generador de simetría humana y justicia a fin de sugerir formas alternativas que lo afiancen y defiendan de los ataques de un sistema mundial económico depredador del tejido social y de la naturaleza. Tal como Hannah Arendt claramente lo plasmara hace más de seis décadas en La condición humana: «La existencia de una esfera pública y la consiguiente transformación del mundo en una comunidad de cosas que agrupa y relaciona a los hombres entre sí, depende por entero de la permanencia. Si el mundo ha de incluir un espacio público no se puede establecerlo para una generación y planearlo solo para los vivos, sino que debe superar el tiempo vital de los hombres mortales? Sin esta trascendencia? ninguna política, estrictamente hablando, ningún mundo común ni esfera pública resultan posibles...Pero tal mundo común sólo puede sobrevivir al paso de las generaciones en la medida en que aparezca en público». «Somos solo nosotros los jardineros del árbol misterioso que ha de crecer» (Ernst Bloch).