Torero vocacional y sapiente, de convicciones artística sarraigadas, torero siempre de los que carga la suerte en la verdad del buen toreo que es el único posible; torero irregular, desfallecido aparentemente, ave fénix de volar alto para el resurgir esperado por sus partidarios, Raúl Aranda es por derecho propio el torero de Aragón, carismático como ninguno, y con trayectoria amplia y pródiga en acontecimientos. Esta es una historia que pretende dejar las cosas en su sitio esclareciendo hechos y desnudando intimidades. El autor ha visto, oído, y hasta intuido el brillo en los ojos del torero y quebrársele la voz al repasar pasajes de su vida. Vida que aquí se cuenta con rigor, pero sin desligarla del apasionamiento que suscita todo aquello en lo que uno felizmente cree y confía seguir creyendo.