«No pedían, entonces, más que pan, trabajo y libertad; también, un reparto equitativo y lucido de tierra.» Fueron hijos de un movimiento comunero que reivindicó la recuperación y el reparto de los comunales; crecieron y fortalecieron las estructuras de participación ciudadana; en su plenitud, conquistaron el poder municipal para democratizarlo y desterrar el yugo del caciquismo. Finalmente, acabarían pagando muy cara su osadía, ya que la vida de un buen puñado de ellos fue segada violentamente en el verano de 1936.