Querida lectora, Aunque ya ha pasado un tiempo desde que mi relación con Brian se acabó, aún siento escalofríos al repasar las páginas de mi diario. Ahora ya sé que la violencia doméstica, sea física, emocional o psicológica, no solo hace daño, sino que te anula como persona. En mi caso, no me di cuenta enseguida de lo que estaba pasando porque los abusos venían envueltos en palabras de amor, y no pensé que tantas atenciones, tantas llamadas telefónicas, tantos románticos «Te quiero» fueran los primeros indicios del mal. Solo cuando me tuvo en su poder, enamorada y dispuesta, Brian poco a poco empezó a ningunearme, a tratarme como si yo fuera un simple objeto para su uso y disfrute. Al principio yo dudaba y no quería interpretar sus gestos como un abuso, pero a medida que pasaban los meses sentí como toda yo iba menguando, hasta casi desaparecer. Lo mío me costó salir de este círculo vicioso; por eso espero que las páginas de este diario te sirvan para detectar la violencia ahí donde está, y para recordar que tú tambiénmereces que te quieran mucho... y bien. Rosalind B. Penfold