Ésta es una novela nostálgica con cierto aire romántico. Es casi una novela de amor, aunque referida a uno de los pocos amores que acompañan al individuo hasta la muerte: el sentido por los colores de un equipo de fútbol. El amado aquí es el Real Club de Celta de Vigo. Y los amantes son un pintoresco grupo de personajes que se reúnen en un bar. Resulta evidente que pertenecen a clases sociales distintas y que exhiben educaciones bien dispares, pero el único hilo en común que los une la devoción hacia el club de Balaídos es más que suficiente para convertirlos en inseparables amigos. Con su memoria y su pasión rescatan momentos del club avocados al olvido, inculcan la afición en un niño el autor, y transforman la historia del Celta en sus propias y respectivas biografías. No sólo para los celtistas, sino para todos los aficionados al fútbol, Que no muera El Celtiña es una bonita historia de amor a unos colores.