Texto de la obra de Lola Blasco estrenada en el Teatro Valle-Inclán de Madrid bajo la dirección de Ernesto Caballero. La obra parte de los experimentos llevados a cabo por Stanley Milgram. Dichos experimentos, que comenzaron tres meses después de que Eichmann fuera juzgado en Jerusalén por crímenes contra la humanidad, pretendían demostrar la disposición del ser humano a acatar las órdenes. Milgram, con el pretexto de realizar un experimento sobre el aprendizaje y la memoria, convocó a una serie de participantes de entre 20 y 50 años de edad, con diferentes niveles de educación. El experimento consistía en una suerte de representación en la que un participante en el rol de profesor, incitado por un investigador, le hacía una serie de preguntas a otro participante en el rol de alumno que tenía que recordar las respuestas dadas por el participante-profesor previamente. Si el participante-alumno se equivocaba, el participante-profesor tenía que infligir un castigo, una descarga eléctrica, con el fin de ayudarle a «recordar».