El mar próximo a la costa, no es hoy ya solo un espacio en el que tienen lugar, sin probabilidad de conflicto suficientemente significativa, la navegación, la pesca y las actividades deportivas y el ocio, especialmente por razón turística. Sobre el se proyectan, además de la pesca de bajura y, en su caso, la navegación, múltiples y variadas actividades: desde la agricultura, pasando por las ligadas a usos deportivos y recreativos, hasta llegar a las de contenido económico de tecnología avanzada, tales como la prospección y explotación de recursos naturales, la colocación de cables y conducciones submarinas, la instalación de parques de energía eólica o marina off shore, etc. La expansión de actividades en este espacio "territorializado" es de tal importancia que resulta imprescindible la articulación de instrumentos de planificación que coordinen todos los usos en el desarrollados con el fin de no menoscabar los ecosistemas implicados que, en definitiva y por la imbricación natural de todos ellos, no se circunscriben al marino (aguas interiores y mar territorial - el aquitorio - ) sino que incluyen, por lógica y directa conexión, el del litoral (definido, junto con el espacio del mar próximo, como aquitorio extenso). A esta complejidad geográfico/biológica se añade la derivada de la especialización sectorial y la distribución territorial - hasta alcanzar los planos nacional e internacional - de los poderes encargados de su preservación y desarrollo, así como de la diversidad de regimenes jurídicos implicados, según el alcance de la soberanía estatal y de la distribución de competencias propia de cada Estado costero.