El autor trata de determinar los distintos pasos que condujeron a la conversión de una serie de prouinciae en competencias de carácter permanente y, en consecuencia, en el marco de desarrollo de la administración y el dominio romano, consolidado mediante un sistema de mando basado en la concesión periódica de cada uno de estos destinos a un cónsul o un pretor dotado de su correspondiente imperium.