Proverbios es un libro añejo, pero siempre joven. Como ocurre con el vino, sus largos años de envejecimiento le proporcionan un buqué de diferentes y atractivos aromas, siempre familiares al sabio lector habituado a lo más exquisito. Su juventud habla de un inconsciente colectivo que, a lo largo de los siglos y en cualesquiera culturas, aflora a cada momento en el esfuerzo individual y compartido por comprender la realidad natural y social que nos envuelve, y a la que lanzamos preguntas, a veces angustiosas, sobre los modelos de actuación más idóneos para alcanzar una vida buena y una buena vida. El libro de los Proverbios recopila un saber secular, fruto de la experiencia crítica de generaciones, encapsulado en sentencias, refranes, apotegmas, aforismos e instrucciones, en los que predomina el educativo imperio de la imagen y del símbolo. Su vitalidad actual puede servir de guía en el momento presente de nuestra historia, en una época en la que, desgraciadamente, la literatura gnómica va cediendo terreno ante el demoledor imperio de un lenguaje aséptico y pseudointelectual.