La obra critica la aparición en el de la historia del arte de estudios superficiales y tendenciosos disfrazados de rigurosos y serios, estudios que hacen uso de términos y "autoridades" de moda, y que buscan la simpatía del lector olvidando el análisis teórico riguroso. Para esto, Kimball parte del análisis de diversos estudios actuales que han tratado de explicar la obra de artistas universales como Courbet, Rothko, Rubens, Van Gogh y Gauguin y a los que Kimball critica por sus análisis ideológicos que hacen interpretaciones sesgadas de las obras de arte, devastando su sentido original.