El auge que ha experimentado en los últimos años el conocido como periodismo de tribunales ha generado un intenso debate en el conjunto de la Sociedad. El derecho a recibir información, de relevancia pública y veraz, está llamado a equilibrarse con los derechos al honor, la intimidad y la propia imagen. De esta forma, el tradicional enfoque que permite dicho equilibrio ha seguido una línea jurisprudencial pensada generalmente desde la óptica del proceso civil. Sin embargo, cuando se aplican dichos parámetros al proceso penal, el equilibrio jurisprudencialmente alcanzado decae por la inclusión de un principio estructural del moderno proceso penal: la presunción de inocencia. Los tiempos del periodismo difieren notablemente de los tiempos de la investigación penal e incluso del propio enjuiciamiento. Actualmente, los medios de comunicación han potenciado el denominado periodismo de sucesos y tribunales, ocupando una posición privilegiada en la conformación de los diarios y noticiarios. Una disciplina tradicionalmente seria y rigurosa en el tratamiento de sus contenidos. No obstante, la mediatización del proceso penal ha supuesto la aparición de los mal llamados juicios paralelos, provocando, en ocasiones, una serie de disfunciones en el normal funcionamiento de la Administración de Justicia y afectándose potencialmente principios inherentes a la propia estructura del Estado.