No me gusta meterme donde no me llaman, pero aquello fue el colmo. Era la segunda vez que veía a Lucas hacer lo mismo y, si bien la primera no había abierto la boca, en esta ocasión no podía quedarme callada. Lucas, ¿qué haces? pregunté muy seria No es asunto tuyo fue su seca respuesta. No te entiendo, ¿por qué has tirado el bocadillo a la papelera? Déjame en paz. Por supuesto que eso es lo único que no iba a hacer. Regresé a la papelera y cogí el bocadillo. Lo desenvolví y
¡Oh, oh! Iba a tener que hablar con Lucas muy seriamente