Las calles de Salisbury, el Londres antebellum, un trimestre en un internado, un transatlántico y su heterogénea población, la autista colonia británica de Shanghái o una cabeza humana en un camino chino son algunas de las coordenadas que configuran el mapa abigarrado de este viaje inaugural celebrado en 1931. Con él, Denton Welch rememora un año decisivo de la adolescencia, un cambio de rumbo que lo apartó de la senda prevista y lo llevó por otras calles hacia una nueva geografía estética y sensible. Welch recuerda los días en los que abrió los ojos y las manos para abrazar un mundo transfigurado por la sensibilidad artística y por el deseo.