En el presente trabajo se aborda un análisis de una de las figuras más cuestionadas en los últimos tiempos desde la perspectiva del Buen Gobierno Corporativo de las sociedades cotizadas: el Presidente ejecutivo o Presidente-Consejero delegado de la compañía, todo ello al hilo de la oportunidad que brinda tanto el Libro Verde de la UE en materia de Gobierno Corporativo de abril de 2011, como las respuestas presentadas por los distintos operadores jurídicos a las consultas planteadas en dicho documento, así como el más reciente plan de acción de la UE en materia de Derecho de sociedades y Gobierno Corporativo de diciembre de 2012. El Presidente ejecutivo, figura con gran predicamento y raigambre en la tradición de nuestras sociedades cotizadas, requiere, a nuestro parecer, un análisis detenido y sosegado alejado de planteamientos apriorísticos y preconcebidos, que conduzca a su adecuada ponderación, de modo que sea una alternativa de organización por la que las sociedades cotizadas puedan optar en atención a las concretas circunstancias de la compañía, exigiéndose como contrapartida una mejora en la calidad de las explicaciones recogidas en el informe de Gobierno Corporativo que habrían de contener los motivos y las razones que han conducido a la elección de dicha figura.