La intervención social se ha consolidado en las últimas décadas como un campo particular de acción encaminado a modificar la realidad, en particular la de las capas de población más desfavorecidas y los sujetos con menos poder. Esta especificidad «social» de la intervención —no se hace intervención con las élites— otorga a las disciplinas que la protagonizan —el trabajo social, la educación social y la psicología social— un papel clave sobre los efectos que provocan las desigualdades de recursos y poder. Este libro propone una caja de herramientas críticas útiles para reflexionar sobre la propia acción social: ¿cuál ha sido el papel histórico de la intervención social, tanto en sus efectos en la reproducción y estabilización del control social, como en su transformación? ¿Qué tensiones atraviesa la intervención social hoy, en tanto forma de gobierno neoliberal que gestiona diversos campos de la sociedad bajo una lógica económica y managerial?