Los salmos son escuela do oración y nuestro conocidísimo autor nos ayuda en estas páginas a orar el Salmo 50, ofreciendo también sugerentes preguntas al final de cada capítulo que ayudan al lector a centrar su lectura y meditación. Su comentario de divide en tres partes: pasado, presente y futuro. En la primera, invita a descubrir la misericordia y bondad del Señor para poder superar la depresión causada por la autodestrucción del pecado. En la segunda, anima a vivir el presente como tiempo de conversión, ejercitando así la virtud de la humildad al reconocerse necesitado de la misericordia de Dios. Sin humildad, recuerda el autor, no hay encuentro con el Señor. Para terminar, nos anima a vivir en esperanza, alegres, confiados. Con este Salmo, el cristiano recorre un camino comunitario: nace en la confesión de los pecados, transcurre por las sendas de la renovación interior y termina en el compromiso misionero.