La señora G. es una mujer de edad avanzada, corpulenta y de mal carácter. Todos la temen, especialmente los niños, pero también los adultos. A la señora G. le gusta sentarse en el parque para poder odiar a los niños más cómodamente. Un buen día observa cómo un niño molesta a una niña hasta hacerla llorar. Esa escena le despierta recuerdos de su niñez y nos permite comprender por qué se convirtió en una señora gruñona y antipática. La señora G. decide echarle una mano a la niña y comienza así una relación que la va a transformar completamente hasta convertirla en la persona encantadora que ahora es.
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