Antonio Machado expresa su palabra en el tiempo con esa capacidad que tiene de traernos los ríos como si estuvieran fluyendo ante nosotros, de acercarnos los paisajes como si los contempláramos por primera vez, pero ya los hubiéramos visto muchas veces. Porque todo vibra en sus versos como los álamos intactos de la ribera del Duero, que son todos los álamos de todos los ríos. Porque muchos hemos ido allí a buscar ese paisaje para darnos cuenta de que ese paisaje estaba ya dentro de nosotros mismos. Porque sus caminos se siguen haciendo al andar y son todos los caminos de lo eterno humano. Porque hoy sigue siendo aquel mañana de ayer.