Durante las tres primeras décadas del siglo XX el escritor madrileño Luis de Tapia publicó sus poemas en la primera página de periódicos de gran tirada, como ABC, El Imparcial o La Libertad, alcanzando las más altas cotas de popularidad. Desde 1920 hasta la guerra civil numerosos artículos y entrevistas lo consideraron"el poeta del pueblo" por antonomasia. El 14 de abril de 1931, la multitud, que celebraba la proclamación de la Segunda República en la madrileña Puerta del Sol, le reconoció, le aclamó enfervorecida, le subió a un automóvil y le pidió una y otra vez que leyera el poema que recién acababa de escribir, sobre el inminente exilio del monarca. En 1932 se imprimió una antología de sus versos, cuya edición pagaron por suscripción, entre otros, Ramón del Valle-Inclán, Enrique Díez-Canedo, Antonio Espina, Manuel Machado y los hermanos Quintero, además de una nutrida lista de asociaciones gremiales. Durante la guerra civil el Socorro Rojo hizo imprimir otra antología que se regaló en el frente. A lo largo de su vida Luis de Tapia escribió varios cientos de artículos en prosa y más de cuatro mil poemas. La presente antología rescata de las hemerotecas casi un centenar de esos poemas, reconstruye el contexto histórico y social que los dotaba de sentido y propone con ellos un recorrido singular, novedoso y divertido a lo largo de uno de los periodos más sugestivos de la Historia de España. Luis de Tapia (Madrid, 1871-Cuart de Poblet, 1937). Comenzó sus colaboraciones en El Evangelio, periódico que dirigía Leopoldo Romeo, y en el que publicó los Salmos, bajo el seudónimo de David. En España Nueva publicó Bombones y Caramelos, sin que interrumpiera su labor periodística diaria hasta el final de su vida. Dionisio Pérez le consideró como el más caracterizado representante de un género y de una época. Quedará en nuestra literatura -dijo- como el documento más completo del castizo ingenio español. También colaboró en periódicos y revistas de España y de América Latina, en especial en La Libertad de Madrid. Elegido en 1923 Secretario Primero del Ateneo de Madrid, y reelegido en consecutivas Juntas Generales, desempeñó este cargo durante todo el período de lucha que dicho centro sostuvo contra la dictadura, siendo por ésta encarcelado, con los demás componentes de la Junta directiva, en julio de 1926. Proclamada la República fue elegido Diputado Constituyente por Madrid. No aceptó cargo alguno de los poderes públicos. Fiel a su espíritu de independencia y amor al pueblo, prosiguió su labor periodística y parlamentaria en defensa del nuevo régimen. En 1933, los primeros prestigios literarios de España editaron, como homenaje al poeta satírico, un tomo de 50 Coplas de Luis de Tapia. Poco después el Ayuntamiento madrileño le otorgó la Medalla de Oro de Madrid, al mismo tiempo que a D. Roberto Castrovido y a D. Antonio Zozaya. Además de algunas recopilaciones de sus versos -Coplas (1914), Coplas del Año (1917 a 1920)-, publicó en esa misma época varias obras en prosa: Así vivimos y En casa y en la calle. Enviado por El Imparcial como corresponsal de guerra dio a la estampa en 1919: Un mes en París, un día en Reims y una hora en Madrid. De teatro, una traducción de Goldoni, en verso, Rosaura o la viuda astuta, estrenada en Eslava por la Argentinita (1920), y una obra para niños: Matemos al lobo (1921).