El cuerpo recuerda, escribe Sándor Márai, como si hablara de otra persona, y es verdad. La piel que lo cubre se encarga de grabar nombres y apellidos. Los rostros se quedan en las manos, y no se borran en el blanco de las noches. La espalda tiene sus propias neuronas que recuerdan las uñas con sus dedos. Los muslos, con los brazos, retienen para siempre la blandura de los costados. El cuerpo recuerda, y sus memorias hablan de esplendores y humedades. "Memoria del cuerpo", de Alejandro Oliveros. Alejandro Oliveros (1948) es actualmente uno de los más importantes poetas venezolanos. Cursó estudios de Medicina y luego obtuvo una Licenciatura en Educación. En 1971 fundó la revista Poesía y más tarde dirigió Zona Tórrida hasta 2008. Residió en Nueva York entre 1978 y 1981, gracias a una beca de la Fundación Guggenheim. Desde 1981 ha sido profesor de literatura inglesa y norteamericana en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, y entre 2004 y 2008 Jefe del Departamento de Literaturas clásicas y occidentales. Desde 1996 viene editando, con entregas anuales, su Diario Literario del cual han aparecido hasta ahora trece volúmenes en diversas editoriales. Traductor del francés, inglés e italiano, sus versiones poéticas serán recogidas próximamente en Voces ajenas. Con diez libros de poesía publicados entre 1974 y 2005, tiene además en su haber los libros de ensayo Imagen, objetividad y confesión: Estudios sobre poesía norteamericana contemporánea (1991), Imágenes de Siena y de Florencia (1991), La mirada del desengaño: John Donne y la poesía del barroco (1992), Poetas en la tierra baldía (2002) y Las mismas aguas (2006). En 2008 la editorial Ponte Sisto publicó Il tempo in fuga, una antología de sus poemas traducidos al italiano por Carlo Ferrucci con un prefacio de Mario Specchio.