El estudio del poder es un tema clásico en la historiografía. Aquí se aborda desde la perspectiva de la interrelación entre múltiples poderes, que compiten y colaboran. Reyes, nobles, concejos, abades o canónigos fueron construyendo sus propios espacios de poder en un juego de rivalidad y cooperación. Estos espacios se superponen total o parcialmente, desde los locales, un monasterio o una villa, hasta los transfronterizos, pasando por las regiones y reinos. En este proceso conflictivo, la escritura desempeñó un papel importante como instrumento de creación y legitimación del poder. Diplomas, crónicas, poemas, escritos hagiográficos y genealógicos, obituarios y mapas son a la vez una manifestación y un instrumento de esos poderes. Hoy son las huellas que nos permiten conocerlos.