Carmona ha contado a lo largo del último medio milenio con una docena de conventos, de los que en la actualidad se mantienen cuatro en activo. Durante este tiempo sus inquilinos han acumulado con celo un interesante patrimonio material y humano prácticamente desconocido fuera de sus muros. El presente estudio trata de guardar memoria de esta privacidad a través del análisis simbólico, histórico y artístico de una selección de las pinturas que se conservan de rejas para adentro en los monasterios de las clarisas, dominicas y agustinas descalzas. Un conjunto de obras que han sido seleccionadas atendiendo a su carácter estético y antropológico con intención de servir de primer acercamiento a un patrimonio frágil y en continuo peligro de desaparición.