Desde el principio de su pontificado, el papa Francisco ha llamado a la Iglesia a salir de sí misma para hacerse presente en las periferias geográficas y existenciales del mundo: allí donde habitan el pecado, el dolor, la injusticia, el desprecio de lo religioso, todas las miserias. Partiendo de este binomio Iglesia-periferia, y apoyándose siempre en testimonios y episodios históricos concretos, Andrea Riccardi señala las periferias que se generan en la ciudad, en el mundo globalizado y en el Sur, hace un repaso de las antiguas periferias del cristianismo, desde la Biblia hasta el monacato cristiano, y relata algunas experiencias de presencia de la Iglesia en las periferias del siglo XX (los curas obreros en Francia, la presencia cristiana en los lager y en los gulags, la mística periférica de Foucauld, la periferia en femenino...). «La regeneración de la Iglesia y de la vida cristiana –concluye Riccardi– parte del redescubrimiento de la gozosa tarea de vivir y comunicar el Evangelio en la periferia».